Cuando viajan a altitúd, los niños sufren los mismos problemas que los adultos pero es mucho más dificil averiguarlo. Es esencial ascender lentamente para permitir que los niños se aclimaten bien.
Los niños pequeños no pueden decir cuando se encuentran mal. El acompañante se debe guiar por el comportamiento, el apetito, el sueño y la manera de jugar del niño. Si estos parámetros varían, se debe suponer que el niño tiene mal de montaña y permanecer más tiempo a la misma altura o descender hasta que el comportamiento del niño vuelva a la normalidad.
Los niños mayores pueden describir los síntomas del MAM, que son los mismos que sufren los adultos. Siempre se debe suponer que los síntomas son causados por la altura y por lo tanto, permanecer a la misma altura o descender hasta que el niño mejore.
En Altura:
El tratamiento para niños con enfermedades de altura es igual que para los adultos salvo si el niño pesa menos de 40kg, en cuyo caso serán necesarias dosis más pequeñas de medicación y tal vez de jarabe.
Anota el peso del niño y las dosis de medicación.
Recuerda que el descenso es el mejor tratamiento.
Antes de viajar:
Consulta tus planes con tu médico antes del viaje..
Piensa en: la ropa, la comida, agua potable, protector solar, gafas de sol, prevenir el aburrimiento y metas realistas.
Piensa en como conseguiras ayuda si tu niño se pone malo y quién lo cuidará si tú te pones malo.
Asegúrate que es un viaje adecuado para niños.
A Tommy, de 4 años, le llevaron a la estación de esquí de Arapahoe Basin en Colorado a 3,290m. Estuvo bien en la casa de sus amigos situada en el valle, pero la primera noche en la estación la pasó mal. Al día siguiente se encontraba peor y se negaba a comer. Tras vomitar una vez le llevaron al médico de la estación, quién le diagnosticó MAM y recomendó que lo bajaran a una altura inferior. Al cabo de 6 horas en el valle estaba como nuevo.